Hace algunos años tuve la oportunidad de hacer un viaje al Putumayo. El encuentro con saberes ancestrales me lle-vó por caminos impensados, a través de espacios etnoliterarios …
Abstract:
Ahí, entre la selva y los libros se dieron encuentros vitales en los que se reconsideró la posición frente a la vida, el mundo, la existencia. Movimientos que implicaron poner en ejercicio lo que en filosofía se ha considerado como transmutación, transvaloración, del ser, de la verdad. Todo lo que compone el corpus de lo que en la antigüedad permitía hablar de los “Filósofos por el Fuego”. En ese camino encontré maestros, taitas, pensadores sin límite que en la vida han trazado huellas en el espacio etnoliterario de los encuentros en los que las fronteras se afirman en su apertura. Chamanes del pensamiento, de la escritura por venir que en la distancia trazan vías hacia lo infinito. Teniendo en cuenta todo esto, recuerdo las siguientes palabras de Maurice Blanchot, quien dice: enseñar es hablar, y el hablar de la enseñanza corresponde a una estructura original, la de la relación maestro/discípulo. Por un lado, se trata de la comunicación oral en lo que tiene de específico; por el otro, se trata de cierta anomalía que afecta lo que puede llamarse (cuidándose de todo sentido realista): el espacio interrelacional (...) El maestro representa una región absolutamente distinta del espacio y el tiempo. Esto significa que existe, a causa de su presencia, una disimetría en las relaciones de comunicación; es decir que, allí donde él está, el campo de las relaciones cesa de estar unido y presenta una distorsión que excluye toda relación recta e incluso la reversibilidad de las relaciones. De esta forma, el maestro no está destinado a allanar el ámbito de las relaciones, sino a trastornarlo; no a facili-
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Tipo de documento:
Other
Estado:
Acceso abierto
Áreas de conocimiento:
- Estudios culturales
Áreas temáticas:
- Historia de Sudamérica
- Cultura e instituciones
- Religión