Visualidades dentro de las peluquerías la avenida Benjamín Carrión de La Alborada


Abstract:

La Alborada es un sector de la ciudad de Guayaquil, que a medida que ha pasado el tiempo, ha creado conexiones entre los habitantes y comerciantes; además de la apropiación de espacios territoriales para instalar negocios no formales. Mientras el territorio físico crece, también se crean costumbres dentro de este sector integrando la comunidad diversa que existe en él. “La ciudad existe cuando una cantidad de individuos consigue crear vínculos provisorios en un espacio singular (…). La ciudad es al mismo tiempo plural, atravesada por ritmos diferenciados” (Mongin, 2006). La Alborada es un claro ejemplo de dinamismo, pluralidad y conectividad. Mediante un sondeo que se basó en observaciones en las calles Rodolfo Baquerizo, Benjamín Carrión, Francisco de Orellana y Agustín Freire (avenidas principales de la ciudadela) y los parques de la sexta y onceava etapas, se pudo encontrar diferentes tipos de negocio informal, actividades comunales en los parques, como venta de comida que estaban llenos de elementos visuales, estos hacen que la zona sea habitable y muy activa. “Una ciudad debe ofrecer la posibilidad de trazar trayectorias corporales en todos los sentidos (los cuatro puntos cardinales) y todos los niveles (el horizontal, el alto, el bajo, el subterráneo). La condición de esa experiencia infinita es el marco urbano mismo: la infinidad de recorridos coinciden con un espacio singular” (Mongin, 2006). Así es como La Alborada toma forma, es en sus recorridos en donde los habitantes se transforman en personajes, debido a las características que tienen y el trabajo que hacen en el sector, y de esta manera se entrelazan entre ellos, dándole una esencia a esta ciudadela. Tenemos como ejemplo a los vendedores ambulantes, quienes, como parte esencial de su trabajo, recorren las calles formando un trayecto en donde se desenvuelven y conviven con otros personajes. También tenemos los parques, donde se concentra el entretenimiento y las Iglesias, como centro de confraternidad de muchas familias. El tipo de personajes que más resaltan en La Alborada son los vendedores ambulantes y comerciantes informales, que, según cuentan, antes estaban ubicados en el centro de la ciudad, pero debieron cambiarse de sitio, pues tenían problemas con autoridades. Llegaron a La Alborada porque era un sitio más tranquilo, donde las autoridades no llegaban. Cada uno de estos comerciantes lleva elementos visuales para llamar la atención de sus posibles clientes, también utilizan estos gráficos como objetos diferenciadores. “La publicidad es la piel de la ciudad, su parte más externa. Pero aún con eso es muy significativa. De hecho, todos estos anuncios siempre dicen más de lo que parece. Reflejan nuestro modo de vida y los resortes más profundos de nuestra sociedad”. (Villacamas, 2004, p. 96) Cada uno de estos elementos lleva un significado o historia dado por el dueño de local. “En el espacio público, la territorialización viene dada ante todo por las negociaciones que las personas establecen a propósito de cuál es su territorio y cuáles son sus límites, a partir de un espacio personal e informal que acompaña a todo individuo allá donde va y que se expande y se contrae en función del tipo de encuentro” Esto se observa en el caso de los relojeros ubicados en la parte exterior de los Albocentros: cada uno tiene un espacio determinado, que los otros comerciantes deberán respetar. La apropiación de dicho espacio marca fronteras invisibles entre cada puesto, que están delimitados por la presencia de los comerciantes informales. Por otro lado tenemos a los vendedores ambulantes que están ubicados en lugares como pasos a desnivel y semáforos de las calles Rodolfo Baquerizo y Benjamín Carrión, donde exhiben su mercadería aprovechando los 30 segundos de luz roja y utilizando el famoso voceo del “Lleve, lleve¨. Estos comerciantes ambulantes ofrecen desde “naranjas heladas” hasta figuras religiosas. En el primer sondeo se encontró un ejemplo de estos comerciantes, su apodo es “El Santo” y su trabajo es vender figuras religiosas debajo de un paso a desnivel al final de la calle Rodolfo Baquerizo. Además del “El Santo” se descubrió a “El Jefe”, Líder García que, luego de una conversación, contó que se considera el presidente de “El gremio del Puente”, un grupo de trabajadores entre ellos gasfiteros, plomeros y electricistas, localizados en el paso peatonal entre la Avenida Francisco de Orellana y Agustín Freire. Él se autodenominó presidente de esta zona debido a la cantidad de años, la experiencia y el conocimiento en su área de trabajo. De la parte visual lo primero que se nota son las fachadas. Usan tipografías, colores, imágenes y otros elementos gráficos para hacer más llamativo su local o puesto comercial. Cada uno de estos elementos lleva un significado para el dueño o para el posible cliente. Además de esto es posible que se vea reflejada la personalidad del dueño, creencias y cultura en estos objetos gráficos. También tenemos el diseño dentro del local: los dueños de los locales manifiestan sus creencias por medio de la decoración, que puede ser, por ejemplo, una mezcla de rosarios y figuras inanimadas religiosas, acompañados de afiches que muestran antiguos cortes de cabello y objetos para atraer buenas energías. En los letreros de peluquería se pudo apreciar la variedad de elementos gráficos que utilizan y la gran cantidad de información que colocan. Con esto se puede notar el descuido del enfoque funcional y la necesidad de llenar todos los espacios vacíos dentro de la fachada. “La situación en las calles céntricas de fuerte carácter comercial es de descontrol por las proliferación de carteles que no tienen como fin informar o anunciar un servicio o producto, si no destacarse y sobresalir por sobre el resto” (Borges, Coccato & Melnechuk, 2004). Dentro de la primera observación también se encontró parques que cumplen con la función de ser un espacio para la distracción familiar y la integración del vecindario. Por otro lado, los taxistas del sector los utilizan como un sitio de recreación entre ellos, como lo hace Holger Burgos, un taxista que se reúne en el parque de la “Y” hace 12 años. Los taxistas se han apropiado de una manera simbólica de este espacio. “Cuando un individuo se apropia de alguna casa, es decir, no necesita ser dueño del espacio para apropiarse de él, el sujeto social aprende en la socialización primaria (en su hogar) y secundaria (institucionalización) y después que aprende, se apropia del espacio o él se le apropia, como procesos de la dialecto.” (Contreras, 2008, p. 590) La iglesia también participa con actividades dentro de los parques. La iglesia de esta ciudadela se llama Nuestra Señora de la Alborada; aquí sus habitantes forman una parroquia donde realizan rezos del Rosario, novenas y posadas, pero aparte de estos los miembros se reúnen para recaudar fondos para mantener la iglesia. Ellos se encargan de planear bingos, comidas criollas, rifas y venta de libros usados; esto permite que las personas de la Alborada puedan compartir y la iglesia pasa a formar una parte de ellos.

Año de publicación:

2015

Keywords:

  • GUAYAQUIL
  • MARKETING
  • Cultura Urbana
  • CIUDADELA LA ALBORADA
  • PELUQUERÍA
  • OBSERVATORIO CULTURAL URBANO

Fuente:

rraaerraae

Tipo de documento:

Bachelor Thesis

Estado:

Acceso abierto

Áreas de conocimiento:

  • Estudios culturales
  • Artes visuales

Áreas temáticas:

  • Artes textiles
  • Vestuario y apariencia personal